Posteado por: rodrigonavarrobenitez | septiembre 16, 2010

EL TITULO ES LO DE MENOS. Por Rodrigo Navarro.

O lo de más. Los periodistas sabemos que hay que usar un buen título para que lo que escribimos atraiga los ojos del lector, después viene la famosa primera frase. Algo así como, el clásico ejemplo, “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella remota tarde en que su padre lo llevo a conocer el hielo”. Recordando el propio García Márquez, a quien pertenece la frase, a si mismo de la mano de su abuelo camino a conocer el hielo.

Es por ello que usamos cada semana en este espacio sobre desarrollo sustentable, que es el equilibrio entre el desarrollo económico (muy desigual en una comunidad rica en recursos naturales que atrae a millones de turistas cada año), desarrollo social (el gran deudor del desarrollo sustentable en nuestro estado que incluye a su vez las manifestaciones culturales y con esto quiero decir también las que la sociedad realiza fuera del ámbito oficial de la cultura que es anquilosado y maniqueo) y el uso y conservación de los recursos naturales (de cuyo abuso dejamos constancia en estas página semana a semana desde hace ya cuatro años de labor sin interrupción, gracias a la generosidad del Quintanarroense).

Durante un taller de escritura que estaba tomando un sábado y domingo, hace año y medio, a cada rato era interrumpido por la urgencia del teléfono. Los bomberos me reportaban un cocodrilo muerto en una playa al norte de la isla. (Los bomberos solían llamarme en la madrugada por reportes de perros que ladraban y molestaban el sueño de los vecinos, ya no digamos por perros atropellados y muertos). Pues si ya esta muerto entiérrenlo. Pero en mi responsabilidad del servicio público, habíamos establecido un mecanismo de rotación para respuestas en este tipo de casos kafkianos que tenían mas que ver con la salud pública que con la ecología, llamé a quien realizaba la guardia para que fuera a checar el asunto y me reportara.

“Te fijas que no lo hayan matado con una propela, un golpe u otra causa no natural”. El reporte fue muerto aparente por causa natural (ningún golpe visible). Se enterró al bicho con cal para evitar olores y problemas por la descomposición natural del “cadáver”. Al día siguiente un reportero que siguió el asunto con celo profesional, publicó que “el Director de Ecología no hizo la autopsia correspondiente porque no quiso ser interrumpido en su descanso dominical”. El profesor de ese taller nos decía, “si quieren una cátedra de cómo escribir prensa, léanse las obras completas de la obra periodística de García Márquez publicado por Editorial Diana, son una lección del oficio”.

Ese curso ha sido una de las dos joyitas que he disfrutado en la isla por parte de el dramaturgo, escritor, catedrático y premio Nacional de Teatro, Salvador Lemis. Un taller sobre periodismo y otro sobre escritura. En ambos no solamente hemos sido sometidos a una dinámica enloquecedora, sino que nos deja felices y con ganas de escribir. “Para escribir hoy día y atraer la atención de los jóvenes hay que utilizar imágenes vertiginosas, una narración con mucha acción. Si se fijan en el cine actual la acción es a dos mil por hora, una imagen tras otra y apenas puedes respirar. Hay que meter también los instrumentos de hoy día (web, paginas sociales, twiter, youtube, etc). También la música y estética actual, si quieres que los jóvenes te lean y son mayoría en este país”. Creo que estoy lejos de ese segmento, aunque alguna ves me encantaría escribir algo que les tocara el corazón a los jóvenes de Cozumel y Quintana Roo.

Actualmente, como le sucedió durante año y medio a un servidor, Salvador fue seducido por el lado oscuro de la fuerza, es funcionario público. Es el Director del Centro de Investigaciones Escénicas en el gobierno de Ivonne Ortega en Yucatán. A ratitos se puede escapar a esta isla en donde vivió “feliz y muy documentado”. Además de ser un laureado dramaturgo (con el mencionado premio nacional de teatro entre otros) es un reconocido director de teatro. Ha cursado postgrados en filosofía, pedagogía, estética, diseño teatral, técnicas narrativas, artes plásticas, locución, cine (en Madrid), etc. Continuamente estudia, pero también lee, escribe y sobre todo enseña. Es y ha sido catedrático en Universidades en la Habana (el es de origen cubano por nacimiento y mexicano por decisión), la Universidad Veracruzana, La Casa del Lago de la UNAM, y en la Casa de la Cultura y el Museo de la Isla aquí en Cozumel, entre otras. Actualmente enseña en la Escuela Superior de Artes de Yucatán.

Este ser mágico e incansable, al parecer la roba la energía de un auditorio seducido por la cantidad de información visual y auditiva que recibe, tanto en sus clases como en sus obras. Nunca te ofrece nada digerido, te deja más interrogantes e inquietudes, seduce el alma creativa de quien le escucha embelesado. Ha sido fundador de numerosos grupos de teatro y siempre ha experimentado con la transmisión a sus alumnos de la maravillosa sensación de estar vivos aquí y ahora. Y como en la frase primera (que eso planteamos al principio de este artículo) de la obra de Adolfo Bioy Casares, La Invención de Morelli, “Hoy en esta isla ha ocurrido un milagro”. En Morelli porque el verano se adelantó (lo que implica acción) y en Cozumel por la presencia del maestro Lemis (lo que implica vértigo). Un amor imposible en el caso del maestro argentino, un amor posible en el caso del maestro cubano-mexicano. Nuestro gusto por crear, producir interrogantes, inquietar.

André Breton cuando visitó México dijo que era un país surrealista, que cada día como el personaje de Kafka, amanecemos convertidos en insectos o se nos libra un proceso absurdo (si no pregúntenle a las chicas liberadas ayer prisioneras en condenas largas por abortar). Como sucede en Pedro Páramo, ya todos están muertos (28 mil en este sexenio por narcotráfico) y no hay nada que hacer solo nos queda fundirnos con la naturaleza. El problema es que estamos acabando con ella y ni ese consuelo nos quedará. En esta guerra todos somos los afectados.

O nos queda Televisa, que hace su telenovela sobre las ONG´s, Iniciativa México. Pero en las telenovelas se realiza una identificación sin conflicto con los personajes, porque todos están estereotipados. Así que en este reality show telenovelesco de Televisa conviven sin conflicto los programas ambientales oficiales del Gobierno de Oaxaca (desarrollo forestal sustentable) y los que auxilian a los marginados que la ineficiencia de la sociedad entera producimos arropados por el gobierno. Sin conflicto, se trata de motivar a la población dice el tigrito Azcárraga.

Es por esto querido lector, cuando no se me ocurre nada, recurro a la relectura de mis apuntes y el gusto de la remembranza de los cursos del maestro Lemis para refrescar la creatividad. En mi próxima entrega haré un comparativo entre la Integradora Comunal de Oaxaca (Iniciativa México) y Sierra Gorda en Querétaro, para que sea usted en su inteligencia quien decida cual proyecto convendría ser un ejemplo y motivación a todos los mexicanos en esta fecha “histórica”, el centenario y el bicentenario. ¿No habría que celebrarlo trabajando arduamente?


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